Camino de Santiago - 2025

Camino de Santiago - 2025

Home

Ir al menú | Ir a las búsquedas

Dia 3 - Redondela - Caldas de Rei

, 13:35 - Enlace permanente

Tercer dia - La Larga Marcha

Y aquí arrancamos el tercer día, que se presentaba como la etapa más dura de todas. Originalmente, la etapa nos llevaría de Redondela a Pontevedra, pero debido al escaso tiempo que tenemos para realizar el Camino, tomamos la decisión de unirla con la siguiente, que va de Pontevedra a Caldas de Reis. ¡Una jornada doble llena de kilómetros y aventuras!

Nuestro camino nos llevó primero por el hermoso pueblo de Arcade, famoso por sus ostras, donde cruzamos el impresionante puente romano sobre el río Verdugo. Es increíble caminar sobre una obra de arquitectura con tanta historia. Justo después del puente, nos esperaba una dura pendiente que nos dejó sin aliento y que termina cerca de Pontevedra.


Allí, nos encontramos con un desvío alternativo del Camino que resultó ser un auténtico regalo. Era un pasaje impresionante, como sacado de un cuento de hadas: un sendero flanqueado por verdes plantas, con ríos de aguas cristalinas, pequeños puentes de madera y saltos de agua que le daban un aspecto completamente mágico. Este tramo, aunque un poco largo, vale muchísimo la pena. Es una hermosura sacada de las más bonitas leyendas gallegas.

Ese sendero mágico nos sacó directamente a la ciudad de Pontevedra. Nada más llegar, ¡tuvimos una suerte increíble! Nos encontramos con unos compañeros del Camino que habíamos conocido días atrás y que nos invitaron a tomar algo en un bar. Tras una agradable charla y dejándolos en su albergue, nosotros proseguimos nuestra marcha. Repusimos fuerzas con unas pizzas en la Plaza de Galicia, en el corazón de Pontevedra, cargando pilas para la segunda parte de la hazaña.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A la altura de Alba, junto a una bonita iglesia adornada con un cementerio tradicional, las fuerzas flaquearon. José, tuvo que descansar un rato en un banco de piedra a la puerta de la iglesia. Fue un descanso necesario. Tras una pausa de una hora, retomamos el viaje con renovada determinación.

Y en este segundo tramo, la suerte nos sonrió de nuevo. Conocimos a cuatro chicas que también hacían el Camino. Ellas habían sufrido mucho con la dureza del camino y sus pies, llenos de ampollas, casi no podían andar. En un esfuerzo de ánimo mutuo, se unieron a nuestro grupo. Pasamos unos momentos magníficos de compañerismo y risas, recorriendo juntos el tramo que lleva desde Alba hasta el bonito pueblo de San Amaro.

Allí, los pies de nuestras compañeras ya no resistieron más, quedando exhaustas. Dos de ellas decidieron pedir ayuda y, con suerte, haciendo autostop, un coche las acercó a su albergue, que se encontraba cerca. Nosotros, en compañía de las otras dos, seguimos nuestro camino hasta el pueblo de Couso, donde también les dijimos adiós.

Nosotros, ya extremadamente cansados, seguimos andando hasta Barro, donde tuvimos un final de etapa de lujo: ¡fuimos recogidos por la abuela de Adrián! Ese día dormíamos en nuestra casa en Cambados. Cuando llegamos, bastante tarde (sobre las 7), la ducha y la cena casera supusieron el premio merecido a un día tan intenso. Nos fuimos a la cama con un solo pensamiento: soñando que al día siguiente retomaríamos el camino desde el punto donde lo habíamos dejado, para dirigirnos a Padrón.