Camino de Santiago - 2025

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Dia 2 - O Porriño - Redondela

, 13:14 - Enlace permanente

Segundo Dia Porriño - Redondela

Empezamos el segundo día con más ánimo que el primero y, sobre todo, más sabios. Habíamos aprendido la lección del calor, así que arrancamos bien temprano, sobre las siete de la mañana, encarando con energía la etapa que nos llevaría hasta Redondela.

Pronto nos dimos cuenta de que no éramos los únicos madrugadores. El Camino se llenó de gente, creando un ambiente festivo y multicultural. Pero lo que realmente nos deslumbró fue la belleza del trayecto, una armonía perfecta entre la naturaleza gallega y la actividad humana: antiguos casas, pazos de piedra y huertos junto a los senderos.

Los aproximadamente veinte kilómetros que nos esperaban se hicieron cada vez más bonitos e impresionantes. Este tramo se caracteriza por sus subidas y bajadas, y poco antes de llegar a Redondela nos enfrentamos a la más notable. Ascendimos por un sendero entre la arboleda hasta alcanzar una gran altura. El esfuerzo valió la pena al instante: desde allí arriba se nos reveló una vista espectacular de la Ría de Vigo, una postal inmejorable que nos mostró la belleza del camino que habíamos hecho y el que nos esperaba.

No pudimos resistirnos y, con ese paisaje de fondo, nos hicimos unas cuantas fotos que reflejan perfectamente nuestra felicidad y cansancio en ese momento. 

Ya con las piernas cansadas, llegamos por fin al albergue. Dejamos las pesadas mochilas y nos dirigimos directos a reponer fuerzas, degustando los platos típicos que nos ofrecía Redondela. Con el estómago lleno y recuperados, nos lanzamos a explorar este hermoso pueblo.

Descubrimos un paseo increíble que regala unas vistas magníficas del interior de la Ría de Vigo. Después, nos topamos con una escena de lo más auténtica: un partido de petanca entre vecinos. Nos quedamos un rato disfrutando del ambiente tranquilo y la destreza de los jugadores.

Para cerrar el día, y buscando algo rápido y sabroso, cenamos un kebab en uno de los establecimientos locales. Fue el final perfecto para una jornada llena de paisajes impresionantes, pequeños descubrimientos y esos momentos de vida cotidiana que hacen del Camino una experiencia tan especial.